POR
QUÉ NO SE ACCIDENTAN LOS BEBÉS NADADORES?
Desde
que comienzan a practicar Matronatación los bebitos,
de apenas semanas de vida, comienzan la fascinante experiencia
de conocerse a sí mismo y a diferenciarse poquito
a poco del cuerpo de su mamá.
Este es un camino de la evolución infantil que todos
los bebés recorren. La diferencia reside en la especial
estimulación que los bebés nadadores reciben
a través del cariñoso contacto y los juegos
en el medio acuático.
Las acciones aparentemente simples como el tomar los chiches
con una o dos manos, perseguir juguetes o personas con la
vista y acercarse con la ayuda de mamá o papá
al lugar deseado pataleando y manoteando el agua, son importantísimos
para el desarrollo físico y psicológico del
bebé. La mayoría de éstos y otros mil
juegos no pueden efectuarse con esa facilidad fuera del
agua porque el bebé aún no se sostiene solo
cuando soporta la fuerza de gravedad.
Su cuerpo y los objetos que el bebé transporta son
en el agua más livianos y accesibles y sus deseos
de avanzar pueden ser complacidos si los padres lo ayudan
a flotar y propulsarse.
Otros problemas “terrestres” como las dificultades
normales para mantener el equilibrio sentados, de pie o
caminando, no existen en la piscina. Los bebés caminan
en el agua antes de hacerlo afuera. Sus músculos,
su columna vertebral y sus manos estarán bien ejercitados
y mejor preparados cuando llegue ese momento, por lo tanto
no habrá sustos ni “porrazos”.
A medida que los niños crecen sus deseos de explorar
y dominar el mundo aumentan día a día. Sin
embargo sus experiencias pueden ser insuficientes a la hora
de ponerse en riesgo.
Justamente son estas experiencias las que provee Matronatación
en cada clase dónde la intención de enseñar
a nadar está siempre reforzada por la preocupación
que tienen los profesores especializados para que cada bebé
aprenda y experimente en situaciones tan variadas como divertidas.
Esa suma de vivencias positivas que alegran al chiquito
cada vez que consigue un éxito y asombran a los padres
al comprobar la enorme capacidad de aprendizaje de sus hijitos
son los que proveen de un conocimiento de su propio cuerpo,
de sus potencialidades pero también de sus limitaciones.
El ejercicio creciente de las destrezas y habilidades que
van adquiriendo en el agua favorece nuevos logros que se
trasladan a todas sus acciones y comportamientos también
fuera del agua.
Un alto porcentaje de los accidentes domésticos están
causados por la reunión de dos causas principales:
la falta de cuidado de los adultos a cargo de los niños
y la inexperiencia de los más chiquitos.
Un gesto fuera de tiempo implica un desajuste entre las
intenciones y los resultados y esas acciones fallidas traen
a veces graves consecuencias como golpes y caídas.
A menudo se adjudican estos percances a una torpeza infantil
casi lógica pero no es siempre así.
Durante décadas los bebés que han practicado
Matronatación han demostrado un muy alto estándar
de seguridad y prevención.
Desde muy pequeños los bebés nadadores aprenden
por la práctica misma y por los amorosos consejos
y explicaciones de sus padres y profesores el valor de la
prudencia y el autocuidado y el placer que producen las
acciones ajustadas a sus personalísimas intenciones.
Cuando tu bebé aprende a nadar incorpora también
y para toda la vida conductas que lo ayudarán a evitar
los riesgos y el daño para sí mismos y para
los demás.
El conocimiento de su propio cuerpo y el de los alcances
y límites de sus movimientos, de la aplicación
de su fuerza y de la velocidad de sus reacciones se incrementará
más adelante por el solo hecho de continuar creciendo
y desarrollándose en salud.