Bucear Jugando
Una condición indispensable para
disfrutar los deportes acuáticos
es amar al agua y sentir inclusive hacia
ella el respeto necesario para que las
actividades que se practican no se vuelvan
peligrosas.
Los progresos
técnicos y científicos permiten
disponer actualmente de una valiosa información
en referencia a cuestiones que eran, hasta
hace poco, misterio, leyenda o conjetura.
El mar por ejemplo, ha sido increíblemente
explorado. Si bien es sólo el comienzo,
navegantes, pescadores y bañistas
conocen hoy día mucho más
y pueden por lo tanto prevenirse mejor
de los accidentes antes simplemente asociados
a la fatalidad.
Sin embargo estas investigaciones no se
han limitado a las aguas abiertas y sus
profundidades.
Sabemos más acerca de las leyes
físicas, de las incidencias de
la química en el medio ambiente
y se ha llegado a un análisis casi
exquisito de los gestos del nadador a
través de estudios de la biomecánica
humana y de la acuodinámica. El
conocimiento de lanchas, motores, indumentaria,
implementos y otros equipos deportivos,
ha superado largamente, las expectativas
de antaño.
Recursos insospechados hace una décadas,
permiten a entrenadores y entrenados,
a alumnos y maestros, y aún al
simple aficionado, encontrar más
utilidad a sus esfuerzos y mayor placer
en sus prácticas.
La medicina y la psicología han
aportado lo suyo y en todo el mundo ayudados
por la comunicación global, se
hacen de más en más populares,
las posibilidades de viajar y hacer deportes
reservados antes a unos pocos.
El buceo no ha escapado a esta difusión
y aún personas que jamás
se acercaron a él, deportiva o
utilitariamente, encuentran hoy atractivos
los programas que proponen las oficinas
de turismo internacionalmente.
El buceo requiere del entendimiento infantil,
y las medidas de seguridad del deporte
están fuertemente asociadas a la
comprensión del riesgo.
Es por esto que aprender a nadar temprano,
ayuda con eficacia a dejar las bases para
el buen buceador de mañana.
El uso de la máscara ya puede enseñarse
a los 4 ó 5 años, a un niño
que sabe nadar.
A esa edad, quienes comenzaron su experiencia
desde bebés, dominan las técnicas
básicas de nado, las diferentes
formas de zambullir y boyar, y son capaces
de descender dos metros y salir sin ayuda.
Bucear juguetes ha sido, desde siempre,
un pasatiempo favorito para los más
chicos.
Las aletas, ya pueden ser usadas cuando
los pequeños dominan sin fallas
las líneas de flotación
para el nado de dorso y de frente y un
correcto batido de piernas.
En pequeñas profundidades, buenos
nadadores de 7 u 8 años, bajo muy
atenta vigilancia de padres e instructores
concientes, pueden comenzar a bucear con
éxito.
Muchos clubes del mundo proveen a padres
e hijos el placer de esta experiencia
fascinante.
Y desde luego, a los niños de una
extraordinaria oportunidad de encontrarse
con el deporte, a una edad en que aquello
que nos ha maravillado, jamás se
olvida.
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