Matronatación:
Con el corazón del aprendizaje El juego
es el corazón del aprendizaje infantil,
y la base del método Matronatación,
cuyo lema es "a nadar se aprende
jugando".
Aunque desconozcan
las más avanzadas teorías
del aprendizaje o las didácticas
más aceptadas entre los geniales
pensadores del siglo, los padres del niño
siempre saben más.
Se trata de una cuestión simple
y milenaria que tiene que ver con los
lazos de sangre y con el amor padres-hijos,
a cuya calidad sólo pueden acercarse
con estudio y discreción los maestros
y profesores profundamente interesados
en interactuar con el niño y su
familia.
Durante años nos hemos engañado,
maestros, padres y alumnos con la idea
de un amor a preparar: al recibir a cada
niño o cada grupo al modo de la
fórmula de leche instantánea
o las polentas en un minuto. Es decir,
aceptamos sin discusión la idea
de una combinación sin (tantas
cucharadas, tanto líquido, y lista
la mezcla), profesor-alumnos-familia igual
a amor incondicional a todos por igual.
Hoy día se ha entendido que las
relaciones humanas son bastante más
complejas y que, además, son una
laboriosa construcción que suma
tiempo compartido y deseos recíprocos.
Por éstas y otras razones quienes
hemos elegido el camino de enseñar
al niño y su familia, debemos ser
cautelosos en el acercamiento y respetuosos
a la hora de escuchar a los padres, que
son el puente afectivo para llegar al
alumno.
Los buenos docentes saben ubicar sus conocimientos
técnicos y didácticos y
sus personales afectos en línea,
o un poco atrás de la función
de papá y mamá.
Los padres necesitan del saber de los
maestros y los maestros precisan del afecto
natural de la familia. El cauce del aprendizaje
se envolverá pronto con el matiz
amoroso entre alumno y maestro pero mientras
el momento llega, los padres son el mejor
aliado.
Nadie es igual Gran parte del
mérito de los aprendizajes más
tempranos se deben a la entrañable
relación que se establece entre
el bebé y la persona adulta que
lo cría
Todos sabemos que, aunque a veces parezca
lo contrario, somos individuos irrepetibles.
Somos, por nuestra base genética
y nuestro desarrollo, seres con historias
de vida absolutamente particulares.
También es diferente la forma en
que cada uno se vincula con sus padres
y un poco más lejos, la manera
en que interactuamos socialmente.
Este modo individual de ser, hace necesario
que los profesores que trabajamos con
la familia para llevar el aprendizaje
de Matronatación hacia sus frutos
(autonomía y libertad seguras en
el agua y fortalecimiento psíquico
y físico) miremos con especial
cuidado a cada niño y a cada familia.
A lo largo de casi 40 años hemos
interactuado con 12.000 familias. No podríamos
decir que sentimos que dos pequeños
fueran iguales.
El respeto a las diferencias individuales
hace necesaria una colaboración
muy estrecha con los padres de nuestros
pequeños alumnos.
Es ésta una relación de
ida y vuelta. Nuestro apoyo profesional
responderá a muchas inquietudes
de los padres en relación a las
crisis vitales, a las características
benéficas o perjudiciales de la
crianza o el desarrollo, según
los conocimientos actuales. El apoyo de
los padres a lo largo del proceso de enseñanza
y aprendizaje se manifiesta desde el principio.
Papá y Mamá son el soporte
afectivo que los bebés necesitan
para jugar confiadamente en el agua. Cuanto
mayor es el niño, más necesita
del cuidado y la atención de sus
padres para nutrir de explicaciones y
alegrías, los crecientes desenvolvimientos
de su despertar a la vida.
Muy pronto, no bastará tener al
niño dulcemente en los brazos.
El estímulo del canto y el juego
en el medio acuático es tan grande
que los pequeños intentan a cada
momento nuevas realizaciones.
Los deseos de los niños pueden
ser comprendidos técnica y profesionalmente,
pero nadie entiende a su hijo mejor que
los padres.
Lenguaje
sin palabras Los niños
que aún no hablan, se expresan
con otro lenguaje: a través de
su cuerpito, de la expresión de
su rostro, de sonidos muy especiales.
Este rico lenguaje sin palabras proviene
de un entendimiento madre-hijo, desde
la vida intrauterina y también
de un diálogo, que hoy día
se da por comprobado, con el papá
que toca y habla a su hijito antes de
nacido, a través del vientre de
su mamá.
Los padres ya se han comunicado con su
bebé y por lo tanto la otra comunicación
con el recién nacido es nueva y
vieja a la vez.
Para el bebé se trata de un reconocimiento
más maduro y algo diferente de
las voces, ruidos y sonidos que le llegaban
a través del útero, mientras
estaba bañado por el líquido
amniótico.
Se sabe que el sentido auditivo es el
más desarrollado al nacer y que
los bebés en gestación pueden
sobresaltarse con ruidos metálicos
o muy intensos y que, por el contrario,
se calman con la voz de los padres y la
música suave y de gran armonía.
Muchos padres usan el recurso de escuchar
en casa a Bach, Mozart y Strauss como
una forma de brindar un bienestar adicional
al bebé. Esta costumbre puede tranquilizar
también el sueño del pequeño
en los primeros meses.
Las vibraciones del canto o simplemente
la voz de sus padres tranquiliza y estimula
al bebé dentro del vientre de la
mamá, porque la transmisión
de las ondas sonoras está favorecida
por el medio líquido y la posibilidad
del oído de captar las señales
sonoras, aunque de un modo imperfecto.
Reencontrarse en el agua de la piscina
con los sonidos apreciados desde dentro
del útero, es al parecer, un factor
importante que prepara al niño
para aprender en un contexto natural de
placer y confianza.
Son los padres quienes conocen hasta los
gestos más pequeños y particulares
de sus hijitos. A menudo escuchamos: “...cuando
levanta las cejas es porque quiere que
lo abrace...” “...Siempre
saca la lengua cuando quiere alcanzar
algo que le gusta...” “...Tiene
sueño. Me doy cuenta enseguida
porque se toca la orejita izquierda...”.
Es decir que, en la medida que papis y
profesores construyan un nuevo nido, hecho
de saber humano y técnico, de comprensión
compartida y de afectos positivos hacia
el bebé, el aprendizaje progresará
rapidamente.
El bebé podrá así,
desplegar todo su potencial.
Tiempos felices y difíciles Aunque pudiere
parecer un contrasentido, esto es lo que
se vive en los primeros tiempos de la
familia: una mezcla casi constante de
dificultades y felicidad. Poco a poco
la superación de los problemas
van aumentando los momentos de alegría.
Todas las familias se constituyen superando
las crisis vitales que son propias de
los primeros años de la infancia.
En Matronatación, las crisis que
provoca el continuo crecimiento y desarrollo
del hijo son especialmente consideradas.
El contacto y el agua facilitan la relajación
y desenvuelven a la familia la armonía
amenazada por noches de insomnio y días
de malestar. El primer amoldamiento entre
la mamá y su bebé comienza
en el mismo instante del nacer. Amamantar
y alimentarse son acciones en que deben
complementarse a la perfección
madre e hijo. En la función alimentaria
el afecto tiene un papel preponderante
pero, además, contribuyen las actitudes
saludables del bebé y la paciente
dulzura de su mamá.
Sin embargo, en ésta como en las
siguientes crisis vitales, (el destete,
los cólicos de los 3 meses, la
dentición, la angustia por los
extraños, la marcha, el control
del pis y la caca) el soporte del padre
y el entorno familiar y social son muy
necesarios para lograr una buena resolución.
Por diversas causas este soporte suele
faltar o estar alejado de lo óptimo
al punto de poner en peligro el pasaje
exitoso de las crisis de crecimiento.
Algunos consejos No pocas veces
los pediatras aconsejan Matronatación
por las virtudes del medio acuático
y el ambiente de serenidad, una contención
afectiva para ayudar a las familias a
superar satisfactoriamente los momentáneos
desacuerdos que se presentan.
Pequeños remolones encuentran en
el agua cálida un estímulo
para succionar mejor y pueden ser amamantados
en la misma piscina.
Los cantos y movimientos de balanceo proporcionan
una cuna acuática que convence
a los más inquietos de las bondades
de la relajación.
Ciertos dolores y molestias se alivian
con la distracción, el movimiento
y las caricias amables del agua. Así
se vuelven más soportables los
intensos dolores abdominales y la inflamación
de las encías, bajando el nivel
de ansiedad de los padres al sentirse
menos importantes para ayudar al niño.
La familia aprende a utilizar otras virtudes
del baño diario que van más
allá de la higiene.
En la fase preoperatoria es aconsejable
jugar con los elementos de la situación
a afrontar en un futuro próximo.
Matronatación ayuda a imaginar
y elaborar a través del juego todo
lo referente a la internación,
la forma en que el niño se “dormirá
" y también su despertar del
trance quirúrgico.
El agua es también una aliada irremplazable
a la hora de la rehabilitación
en niños que han tenido su movilidad
impedida por férulas o yesos, ya
que el juego y el intercambio afectivo
con sus padres y otros niños, es
el motor que facilita y acorta el tiempo
de la recuperación.
Las familias con un bebé que padece
alguna forma de desventaja, también
encontrarán en la Educación
Acuática en la Primera Infancia
una ayuda notable a los tratamientos ortodoxos.
Los más mimosos encuentran también
su colchoncito tibio durante las clases.
Hay bebés que necesitan más
del contacto y del sostenimiento en brazos
que otros, que son capaces de permanecer
contentos en su cunita.
La confianza y la seguridad son sentimientos
que necesitan ser construídos en
la personalidad infantil y en esa construcción
es esencial que los padres comprendan
la necesidad de sus hijos de ser tocados
y sostenidos.
El aprendizaje no es sólo para
los infantes, sino también, para
sus padres, que clase a clase, incorporan
las normas de seguridad en el agua y reciben
explicaciones acerca de los fundamentos
de las mismas. Sobrevivir a un accidente
requiere de conductas instantáneas
y apropiadas. Saber nadar no alcanza si
no se practican las ejercitaciones compartidas
entre padres e hijos. A través
del juego la familia aprende a prevenir
los accidentes por una parte, y cómo
resolver las situaciones de riesgo, en
el caso de haberse producido.
El corazón
del aprendizaje El juego es el
corazón del aprendizaje infantil,
y la base del método Matronatación,
cuyo lema es "a nadar se aprende
jugando".
Cuando hay juego hay interés, deseo
de superación y energía
disponible. Las conductas del juego son
tan importantes en la vida de los niños
que su ausencia es considerada como un
síntoma de trastornos o enfermedades
cuya primera manifestación suele
ser la falta de deseos de jugar. Sin embargo,
la vida actual no ofrece, para muchas
familias, el espacio físico, la
distención, y la cantidad suficiente
de estímulos interesantes para
que los chiquitos, desplieguen al máximo
sus potencialidades desde bebés.
Muchas veces, el rigor del clima o la
falta de un lugar seguro e higiénico
para jugar, o la carencia de tiempo a
causa de las obligaciones impostergables
de los adultos.
La constante interrupción del timbre
y el teléfono son algunos de los
factores que restan calidad a los intercambios
tempranos entre padres e hijos. Es por
eso, que los encantadores encuentros en
el agua no sólo constituyen la
oportunidad cierta de aprender acerca
del mundo acuático y sus exigencias
para sobrevivir en él y disfrutarlo
sino que, en muchos casos son el momento
irremplazable para el intercambio familiar
favorecido desde todo punto de vista.
Matronatación tiene, pues múltiples
facetas y cada familia, cada niño,
podrá encontar lo mejor para completar
armónicamente su integración.
Dra. Patricia Cirigliano.
Directora de la Primera Escuela de Natación
para Bebés.
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